Ayer con esto de los problemas de blogger no pude escribir sobre lo que me pareció la corrida de José Escolar. Buen resumen de lo que pienso lo acabo de leer en el blog del amigo Antonio. Los grises de Avila, antaño los victorinos pobres y hoy los antiguos victorinos, salieron tal y cómo lo esperaba. No hubo sorpresas. Bueno sí, me esperaba que alguno hubiese roto a mejor.
¿Me disgustaron? Pues no. ¿Me gustaron? Pues mucho el primero y poco los demás. Tartanero fue, con diferencia, el único que embistió hasta el final. Hubo poder y emoción, cierto; pero faltó entrega y recorrido. La corrida se lidió de pena desde los capotes y ninguno fue puesto al caballo como se debe. Que un toro de estos, listos como el hambre, se tropiece una y otra vez con los capotes del torero y los banderilleros durante la lidia no ayuda mucho para que a la hora de la muleta la tome hasta el final y sí a que se te quede en la cadera si pretendes ponerte a torear después de que ya esté el bicho avispado. Muchos palos está recibiendo la corrida y muchas alabanzas equivocadas también. Ni lo uno, ni lo otro. Me quedo con algo que he leído por ahí:
"Este tipo de Toro es absolutamente necesario, guste o no a los profesionales o a ciertos aficionados. Ayer nadie se aburrió, y eso ya es un triunfo de la Fiesta".
De la tarde de hoy me ha gustado y mucho el quinto toro, Jergoso. Astado con motor, derribando en el caballo en la primera vara y cumpliendo en la segunda, con movilidad y calidad pero sin ser la tonta del bote. Un juampedro bravo. Me alegro. Sé que alguno quizás se extrañará, pero las cosas como son y hoy entre varios toros vulgares y simplones de tantos a los que nos acostumbra este encaste ha salido alguno con transmisión y casta. Y eso es bueno...
Foto de Tartanero, el primer toro de ayer, de Burladero.com.
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