jueves, 1 de marzo de 2007

NUEVE OREJAS NUEVE.

Ayer tuve la suerte, o la desgracia, de ver por el Canal Andalucía de la plataforma Digital+ el festejo que se celebró en Antequera con toros de los hijos del genial Manolo González. como era de esperar los astados de los González Sánchez-Dalp, cuyas cabezas visibles son Manuel e Ignacio - imputados de un delito de blanqueo de dinero en la Operación Malaya II- eran terciaditos y cómodos. Ninguno necesitó que ni siquiera le metiesen las cuerdas ya que salieron flojos de chiqueros, demasiado blandos. Me llamaron mucho la atención algunos comentarios del maestro Ruiz Miguel y del periodista Enrique Romero. Mientras Jesulín daba muletazos a su primero sin bajar la mano porque el toro casi no se tenía en pie, los dos comentaristas decían que en la actualidad los toros se caen menos porque ahora se busca de nuevo la verdadera bravura. ¡ toma ya!¡ Y vaya bravura se vio ayer! Todos los animalitos se dolieron de los picotazos que se le dieron; menos el tercero, los demás doblaron al abrigo de las tablas y no era nobleza lo que tenían sino borreguismo, porque noble es un toro bravo y estos no lo eran.
De cualquier forma todos salieron a hombros y la gente salió contenta de la plaza, pero como sigamos por este camino va a llegar el día en el que salga un torito de los chiqueros, convenientemente arreglado, lo estrellan los peones con los burladeros, se cambia el tercio al segundo capotazo y directamente sale el matador con la muleta a darle sesenta mantazos. Se va acabar la preciosa y verdadera suerte por la que se mide la bravura: la suerte de varas. Se va acabar con la verdadera Fiesta y hasta le daremos la razón a la señora ministra porque a este paso indultamos todos los toros porque todos "zirven".

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